Este es un relato que me han mandado hacer de deberes del cole, espero que os guste:

El secuestro

En un tiempo en el que la magia existía…

Nail es una estudiante de magia que va a la escuela “El bosque profundo”, al sur de Cameron (capital del reino del sur). Vive con su padre, un conde muy conocido en la corte del rey llamado Darsar, en un castillo de una ciudad un poco más al sur de la escuela. Nail es una joven de 17 años con una estatura media, pelo moreno, piel clara, algo delgada pero no mucho y con unos ojos de un verde intenso muy bonito. Es muy buena aprendiendo idiomas, ¡Mínimo sabrá cinco en total! Es amable, curiosa, inteligente, aunque la prudencia no es su fuerte, es ágil y tiene buenos reflejos. Es bastante guapa y aventurera.

Un día su amigo y protector Mánatorm la despertó, como todas las mañanas, una hora antes de ir a la escuela. Mánatom es un guerrero muy fuerte y robusto al que no le gusta hablar de su infancia y que ha vivido muchas aventuras. Es algo bajo para una persona normal, pero todos los que se dejan engañar por su estatura se arrepienten rápidamente de su error. Tiene 30 años y pelo negro y corto, aunque con alguna que otra cicatriz a lo largo del cuerpo y tiene los ojos marrones. Es amable, odia a los orcos, es estratega (un poco), muy fuerte y robusto. Hoy lucía un semblante serio y algo preocupado no muy común en él. Cuando Mánatorm se fue, Nail se levantó, se vistió y bajó a la mesa del comedor en el que, como cada mañana, los cocineros habían preparado una rica comida. Pero Nail sabía que algo estaba fuera de lugar, algo no le gustaba nada. Su hermano no había bajado a desayunar. Comió junto a Mánatorm y preparó sus libros donde tenía todos sus conjuros escritos y salieron. Fuera hacía un mal día con cielos nublados y cualquiera podría decir que llovería en cualquier momento. Sus sospechas se confirmaron cuando estaban cogiendo los caballos: empezó a llover tanto que tuvieron que entrar y ponerse una capa encima de toda la ropa porque también hacía frio. Al de unos minutos cabalgando divisaron a unos 300 pasos el bosque en el que estaba la escuela, y un poco más allá la escuela misma. La escuela era un conjunto de 5 torres separadas a los lados de un claro en el bosque. En cada una de esas torres estudiaban aproximadamente 20 estudiantes de magia, divididos por cursos. En cada torre tenías que estar mínimo dos años para examinarte. Nail y Mánatorm se dirigieron a la cuarta torre que era en la que estudiaba Nail y allí se despidieron. Nail siguió con esa sensación de que algo iba mal toda la mañana y también la tarde y no pudo concentrarse nada a pesar de que era una de las mejores, por no decir la mejor de su curso, en muchos tipos de magia. Cuando Mánatorm fue a la escuela todavía no habían acabado la clase y cuando salieron volvieron al castillo. El cielo ya se había despejado y había dejado de llover cuando llegaron al castillo y, cuando Nail se disponía a ir a su habitación, se encontró con que su padre la esperaba allí.

  • ¿Ha sucedido algo? – preguntó Nail
  • Si – dijo su padre cerrando la puerta – alguien se ha llevado a tu hermano. Y no quiero que vuelvas a ir a la escuela hasta que esté solucionado.
  • Pero… – dijo Nail.
  • No hay peros – contestó su padre cortante – sólo podrás salir escoltada por Mánatorm o algún otro soldado de confianza. ¿Entendido?
  • Entendido – dijo Nail triste.
  • A cambio Taladril te enseñará a sobrevivir en la naturaleza – dijo su padre al no poder aguantar la mirada triste de su hija.

“Bien” pensó Nail al salirse con la suya.


Al día siguiente Mánatorm la levantó antes de lo normal y le dijo que le siguiera. Entraron en la cocina que todavía estaba vacía y Nail preguntó:

  • ¿Qué hacemos aquí? – aunque ya se lo imaginaba.
  • Reabastecernos – dijo Mánatorm cogiendo un cuchillo de buen tamaño y dándoselo a Nail.
  • ¿Para qué? – Preguntó esta.
  • Para liberar a tu hermano, ¿para qué, si no? Dijo Mánatorm en voz baja.
  • ¿Y Taladril? – Preguntó Nail.
  • Nos espera fuera.
  • ¿Y lo que dijo mi padre?
  • Para sobrevivir en la naturaleza hay que aprender a acampar por la noche.
  • ¿Y cómo sabemos dónde está mi hermano?
  • Deja de hacer tantas preguntas y date prisa – contestó Mánatorm.

Cuando salieron, Taladril les esperaba apoyado contra el muro del castillo. Era un joven arquero de 18 años con una estatura media, pelo rubio y corto, ojos azules y cuerpo normal. Bastante amable, inteligente, prudente, ágil, rápido y aventurero.

  • Buenas noches – dijo este.
  • Buenas noches – contestó Nail emocionada.
  • Vámonos – contestó Taladril.
  • ¿Has encontrado a mi hermanó? – preguntó Nail.
  • He encontrado la guarida en la que guardan a tu hermano. Pero no a tu hermano – contestó Taladril – y por el camino te enseñaré algo para camuflar nuestras verdaderas intenciones – terminó con un guiño.

Viajaron hacia el oeste con el sol bien alto sobre sus cabezas. Al anochecer Taladril enseñó a Nail algunas plantas y a seguir rastros. A Taladril le impresionó la rapidez con la que aprendía Nail lo que le decía. Se fueron a dormir al de un par de horas y el resto del tiempo Mánatorm hizo guardia. Al amanecer Taladril les dijo que estaban cerca de la guarida de los secuestradores. Caminaron durante una hora en la que el grupo estuvo cada vez más alerta. Por el camino entraron en un bosque poco denso con una cueva en la ladera de una montaña y Taladril les dijo que era ahí.

En la entrada de la cueva había un hombre que cuando los vio desenvainó una espada y cargó contra ellos para ser atravesado rápidamente por una flecha de Taladril. Dos más salieron tras él y Nail entró en escena lanzando una bola de fuego que abrasó a uno de ellos y Mánatorm cargó con su hacha y se la clavó al otro. De repente una flecha voló en dirección a Mánatorm y tuvo tiempo justo para detenerla con su escudo. Entraron en la cueva y otra flecha voló hacia Taladril, que no tuvo tiempo de esquivarla y se le clavó en una pierna. Gritó de dolor, pero la herida no era grave y Nail, que tenía unas hierbas curativas que cogieron por el camino, se las dio para aliviar el dolor. Le sacó la flecha (otro grito de dolor), y le vendó lo mejor posible la herida de mientras Mánatorm acababa con el hombre que disparó la flecha. No se fijaron en que otro de los secuestradores se acercaba con una espada desenvainada por la espalda de Nail y… Un hacha se descargó en el cuello de este con una fuerza tan grande que el pobre hombre ni se dio cuenta de lo que pasó. Cuando se aseguraron de que Taladril podía caminar, fueron a la izquierda de la cueva y vieron unas cajas apiladas detrás de una verja. Fueron hacia la derecha y… ¡El hermano de Nail estaba allí encerrado detrás de una verja! Nail se fijó en que había una llave puesta en una mesa cercana, la cogió y abrió la puerta.

  • ¿Nail? – preguntó – ¿Qué haces aquí?
  • Salvarte la vida, y podrías darme las gracias.
  • Si, gracias – respondió.
  • Pero ¿Qué haces aquí? – repitió.
  • Salvarte la vida. Venga que hay que irse.
  • ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
  • A mí me avisaron hace dos días – dijo Nail
  • Tres días – contestó Mánatorm.
  • ¿Por qué no me avisaste antes? – preguntó Nail
  • No podía, tu padre quería decírtelo personalmente.
  • ¡Vámonos! – dijo Taladril.

Se fueron y, cuando estaban cerca del castillo, Mánatorm, que había pensado en todo, dijo que el hermano de Nail debería llegar después de ellos para que el padre de Nail no se enterara de lo sucedido. Decidieron que el hermano de Nail se quedaría a vivir durante tres días en la casa de Taladril.


Pasaron esos tres días y Darsar se emocionó mucho al ver a su hijo sano y salvo. Solo Mánatorm y Nail, que sabían lo que había pasado en realidad, se dirigieron una sonrisa y volvieron a la vida normal.

 

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